La diseminación de información falsa a través de internet ha sido muy estudiada desde la Universidad en los últimos años, pero poco se sabe aún de las características individuales que llevan a la gente a difundirla o, al contrario, a luchar contra ella. Nili Steinfeld ha investigado para detectar los comportamientos y actitudes que pueden predecir estas conductas.

 

Una de las deducciones más relevantes del estudio es que la participación política, en sus diferentes vertientes -desde partidos a movimientos activistas-, presenta una correlación con poner en circulación contenidos falsos . Más aún, aquellos que contribuyen en actividades políticas ilegales o violentas, además de difundir información falsa sobre el bando opuesto, luchan para prevenir la propagación de desinformación sobre su propio partido. Otro hallazgo es que el gap  ideológico, basado en la orientación política y religiosa, es un factor clave en el fenómeno de la desinformación. En el caso de  Estados Unidos, varios estudios señalan que la población con una ideología más conservadora tiende a compartir mayor desinformación que los liberales de izquierda.

 

El artículo también concluye que, con Internet, la difusión de información errónea ha encontrado otra motivación: la económica Las noticias sensacionalistas generan más tráfico y participación por parte de los usuarios, lo que beneficia a los anunciantes en línea.

 

Este estudio se ha realizado sobre una muestra paritaria de 502 israelíes, entre los 18 y los 70 años, a través de una encuesta para observar las definiciones y percepciones sobre las noticias erróneas. Los resultados evidencian una elevada preocupación por el fenómeno de los desórdenes informativos.